No todas las constituciones tienen el mismo tipo de tratamiento del derecho de aprovechamiento de las aguas. Su regulación es bien distinta entre los países, donde en algunos casos se considera un derecho fundamental fuertemente protegido hasta los casos donde no se hace mención alguna, pasando por otras formas de regulación intermedias.
Las implicancias de cómo se regula el uso del agua es importante no solo por ser un recurso central en la vida de las personas y comunidades, sino también por que se vuelve cada vez más escaso debido a múltiples razones
Las implicancias de cómo se regula el uso del agua es importante no solo por ser un recurso central en la vida de las personas y comunidades, sino también por que se vuelve cada vez más escaso debido a múltiples razones, entre las cuales se encuentran un uso indiscriminado para el desarrollo de actividades económicas, el cambio climático y el aumento de la población mundial, entre muchas otras. Por eso, es central regular el uso y aprovechamiento de este recurso de una manera que sea sostenible en el tiempo.
En algunas constituciones, como en el caso de Uruguay, Ecuador o Bolivia, el agua se trata como un derecho humano fundamental otorgándole un uso prioritario para el consumo humano. En otras constituciones, como en el caso de Argentina o Paraguay, no se hace regulación expresa ni se pronuncian sobre su dominio. Otras, como en el caso de Portugal o Brasil, se reconoce al agua como un recurso susceptible de dominio público cuya administración recae en parte importante en el Estado.
Finalmente, están las constituciones que, como el caso de la chilena, aseguran el otorgamiento de derechos de aprovechamiento a privados o, sin asegurar un derecho de aprovechamiento privado, se regula el uso privado como en el caso de Grecia.