La fortaleza de las instituciones es un elemento clave para la construcción de confianzas. En un área tan sensible para todos y todas como es la salud la desconfianza es un mal aliado, sin embargo, en el caso de la salud pública en Chile, hay muchas razones para confiar que esta será capaz de encauzar el anhelo de un derecho a la salud efectivamente garantizado en la nueva Constitución. ¿Por qué? Porque la salud pública en Chile tiene una larga tradición institucional, obtiene buenos resultados en relación con la escasez de recursos y, quizás lo más importante, está compuesta por personas con un compromiso y entrega incuestionables que han luchado porque prevalezca pese a los diferentes problemas que debe enfrentar, aspectos que aborda Carmen Muñoz en su libro Historia de la Salud en Chile.
En el caso de la salud pública en Chile, hay muchas razones para confiar que esta será capaz de encauzar el anhelo de un derecho a la salud efectivamente garantizado en la nueva Constitución.
Está claro que no hay un equilibrio entre los recursos que se destinan a lo público y el rol que juegan en la definición de políticas y cobertura de prestaciones y eso está amparado por la actual constitución. De acuerdo con diferentes expertos, la clave estará en que la nueva Constitución haga primar el estatus de la salud pública por sobre la visión de lo privado. ¿Porqué? porque lo que más necesita el sistema chileno es que los recursos se queden en lo público y eso pasa por contar con un marco constitucional que así lo privilegie.
En este artículo puedes ahondar en la materia y ver opiniones como la de Javier Couso, abogado constitucionalista, quien dice que la división público-privada que existe actualmente en la constitución haría imposible que Chile transite hacia un sistema nacional de salud, público y único, como el que tiene Inglaterra y no es que en Inglaterra no exista el sistema privado, la diferencia es que al sistema donde va la cotización obligatoria (el 7% en nuestro caso) de la salud es solamente público