Desde el retorno de la democracia, Chile ha ido implementando distintas medidas para consolidar un proceso de descentralización. Así, en 1991 se crearon los Gobiernos Regionales y se estableció la elección popular de los alcaldes, entre otras medidas.
Hubo que esperar hasta el 2005 para ver otra reforma relevante en donde se permite que la división administrativa del país pueda discutirse y reformarse más fácilmente pues antes era necesario reformar la Constitución cada vez que se quisiera modificar algo al respecto.
Además, se incorporaron una serie de cambios en materia de financiamiento regional que han permitido una mejor gestión de los recursos. En el año 2009 se fortalecieron los consejos regionales con la elección directa de sus consejeros fortaleciendo sus atribuciones especialmente en la definición de políticas y objetivos regionales. La más reciente reforma fue publicada el 2018, junto con crear la figura del gobernador regional, aborda un tema crucial que es el traspaso de competencias. El Informe de la Comisión Asesora Presidencial sobre Descentralización de 2014 da cuenta de los desafíos aún pendientes, al igual que el informe de la OCDE publicado en 2017.